Liderazgo bajo presión: evita este error que puede afectar a tu equipo

Descripción de la publicación.

3/5/20254 min read

Como entrenador estás en una posición inmejorable para marcar un sello de marca personal a tu equipo, no solo en cómo juega tu equipo, sino también en su mentalidad, cultura y valores. Sin embargo, hay un hábito que veo repetido una y otra vez y que puede afectar a todo ello: protestar al árbitro.

Lo entiendo. En el calor del partido, una decisión arbitral que se mueve en el gris de la interpretación puede hacer hervir la sangre de cualquiera. Fijemos el problema tras ese "calentón": cada segundo que inviertes en discutir con el árbitro es un segundo que pierdes en dirigir a tu equipo. Y lo que es peor, ese hábito no solo te afecta a ti, sino que también condiciona a tus jugadores.

La concentración es un recurso limitado.

La concentración es un recurso limitado. Estudios demuestran que, tras una interrupción, pueden pasar entre 23 y 25 minutos para recuperar totalmente el nivel de enfoque anterior (University of California Irvine, 2018). Cuando te distraes en aquello que no puedes controlar, como las decisiones arbitrales, pierdes un tiempo valioso y generas las condiciones para:

  • Un diálogo interior improductivo (o, en el peor de los casos, dañino). Este ruido mental alimenta pensamientos reactivos, reduciendo tu capacidad de analizar la situación con claridad.

  • Desplazas tu atención de lo que sí está bajo tu influencia: la dirección de tu equipo Esto conecta directamente con la dicotomía del control, una idea central del estoicismo y que ha sido respaldada por la neurociencia moderna.

  • Pones en riesgo tu concentración (y la de tu equipo).

¿Qué pasa en tu cerebro cuando protestas al árbitro?

Cuando protestas al árbitro, tu cerebro activa automáticamente el sistema límbico, específicamente la amígdala, que es responsable de procesar las emociones, especialmente el miedo y la ira. Este proceso, conocido como "secuestro de la amígdala", genera una respuesta reactiva de lucha o huida, desviando recursos de las áreas prefrontales del cerebro, las encargadas del razonamiento lógico, la planificación y el autocontrol.

Además, la neurociencia muestra que esta reacción emocional rápida desencadena un aumento en los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Este exceso de cortisol no sólo dificulta que te calmes, sino que también interfiere con tu capacidad de concentrarte y de tomar decisiones estratégicas en tiempo real. En esencia, protestar al árbitro te coloca en un estado reactivo en lugar de proactivo, lo que puede perjudicar tanto tu desempeño como el de tu equipo.

Mientras estás atrapado en esta respuesta emocional, pierdes la oportunidad de analizar el juego, ajustar las tácticas para contrarrestar al rival. En lugar de ser un modelo de control y enfoque, te conviertes en un ejemplo de frustración y distracción, afectando al desempeño y la mentalidad de tu equipo.

El efecto cascada: cuando el equipo sigue tu ejemplo

Los jugadores observan cada uno de tus movimientos, especialmente en momentos de tensión. Si te ven protestando, estás dando permiso implícito para que ellos hagan lo mismo. Esto genera un efecto dominó que desestabiliza el clima emocional del equipo.

En lugar de concentrarse en el partido, los jugadores se enfocan en el árbitro, buscando una supuesta justicia en lugar de soluciones a los retos que presenta el rival. Este comportamiento no solo genera errores “no forzados”, sino que también puede provocar sanciones innecesarias, como tarjetas o incluso expulsiones.

En términos de neurociencia, cuando te muestras alterado como entrenador, activas las neuronas espejo en tu equipo. Ellos empiezan a reflejar tu frustración, enfado e ira lo que disminuye su capacidad para gestionar el estrés y tomar decisiones rápidas en el juego.

Protestar no te hará ganar respeto

Uno de los mayores mitos en el deporte es que protestar al árbitro hará que te respeten o logrará que estos cambien su decisión. En realidad (y por desgracia), los árbitros están acostumbrados (podrías llegar a decir que están entrenados) para bloquear este tipo de protestas. El resultado más probable de tus protestas es generar una relación tensa con ellos, perjudicando a tu equipo a largo plazo. ¡Oh, sorpresa! Los árbitros y árbitras son seres humanos y sus emociones también influyen en sus decisiones.

Un entrenador que demuestra autocontrol proyecta autoridad. Cuando mantienes la calma, incluso en momentos críticos, te conviertes en una figura a seguir tanto para tus jugadores como para quienes te observan desde las gradas.

3 consejos para evitar caer en la trampa de protestar

  1. Céntrate en lo que puedes controlar. ¡Viva el estoicismo! Recuerda que no puedes cambiar una decisión arbitral, pero sí puedes ajustar la estrategia de tu equipo.

  2. Respira y cuenta hasta tres. Mi madre siempre me lo aconsejaba de pequeño, respira. La ciencia ha dado la razón a mi madre: una pausa breve puede ser suficiente para frenar una reacción emocional y ganar perspectiva.

  3. Activa el autocontrol en tu equipo. Habla con tus jugadores sobre la importancia de mantenerse enfocados, incluso cuando las decisiones no sean favorables. Habla con tus líderes informales (capitanes y otros) y fija una frase que deben repetir en estas ocasiones para mantener al equipo focalizado: “Seguimos a lo nuestro”.

Un líder es el primero en controlar su mente

Protestar al árbitro es un hábito que puede parecer inofensivo, pero, a largo plazo, perjudica tu liderazgo, tu relación con el equipo y la imagen que proyectas. Si quieres liderar desde la excelencia, empieza por trabajar en tu inteligencia emocional.

Yo he trabajado con entrenadores en esta misma situación, y sé que dar este paso no es fácil, pero marca una diferencia enorme. ¿Estás listo para convertirte en el entrenador que inspira respeto, no por sus palabras, sino por sus acciones?

Si quieres dar ese salto, hagamos una sesión estratégica en la que tú pones el precio al terminar. Hablamos.

#InteligenciaEmocional #CoachingDeportiva #Liderazgo #GestiónDeEquipos #LiderasODiriges